Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe
Los cambios sorprendentes de las últimas cuatro décadas.
Muchas cosas han cambiado en la economía peruana y mundial desde fines de los años setenta hasta ahora, y algunas son muy sorprendentes.
La cotización del dólar ya no sube sino que baja; ahora es mejor ahorrar en soles que en dólares; ya no hay cursos de ‘deuda externa’ en las universidades; la mayoría de economías de América Latina se maneja con más responsabilidad que varias europeas; y Alan García dejó de ser un troglodita económico que imprimía billetes y gastaba sin medida ni clemencia, ponía controles de precios, cuya hiperinflación era de 40% al mes, y quería estatizar bancos, para volverse converso fanático del mercado y garante principal de las inversiones frente a las amenazas heterodoxas que él antes encarnaba.
Pero tan sorprendente como todo eso será ver esta mañana al director gerente del FMI, el francés Dominique Strauss-Khan, en la Universidad de San Marcos para sostener un debate abierto con universitarios de distintas partes del país y de América Latina, quienes esta mañana plantearán sus inquietudes en una sesión en la que tendré el honor de ser moderador.
Quizá no lo sepan algunos de los jóvenes que asistirán hoy a la Casona de San Marcos, pero en los años setenta y ochenta, el FMI era, para la mayoría, un anatema, encarnaba el monstruo a combatir. Hasta Javier Silva Ruete declaró –en su condición de ministro de Economía– que la representante del FMI, Linda Koening, era persona non grata y debía abandonar el Perú.
Hoy ya no queda casi nada de eso. La influencia del FMI en la política económica del Perú es baja porque su ‘condicionalidad’ ya no es requerida como hace tres décadas, y el gobierno peruano hasta le otorga recursos para que los preste.
Este cambio ha sido consecuencia de muchos fracasos que enseñaron bastante a gobiernos como el peruano y al propio FMI, y los hicieron replantear visiones sobre la economía.
Al igual que muchas economías latinoamericanas que han dado un vuelco total en sus enfoques económicos, el FMI también anda en busca de un nuevo rol en el marco de una economía globalizada en donde las ideas predominantes han cambiado mucho aunque los problemas de fondo –como el de la pobreza extendida– todavía sigan estando al tope de la agenda pendiente en el Perú y en la región latinoamericana.
Esta mañana será una buena oportunidad para evaluar, en las respuestas de Strauss-Kahn a las inquietudes de los universitarios, cuánto ha cambiado el FMI. Pero ver a su director gerente entrando a la Universidad de San Marcos sin que los alumnos le tiren piedras, será, como cantaría Joaquín Sabina, como ver a Trotsky en Wall Street fumar la pipa de la paz, o presenciar a Lenin y Zsa Zsa Gabor cuando se casaban en New York.
No hay comentarios:
Publicar un comentario